JOSE RAUL CAPABLANCA
José Raúl Capablanca y Graupera (La Habana, 19 de noviembre de 1888 - Nueva York, 8 de marzo de 1942) fue un ajedrecista cubano, campeón mundial de ajedrez de 1921 a 1927. Por su genio precoz, fue apodado "el Mozart del ajedrez"; por el aura de invencibilidad en su época dorada se le llamó "la máquina del ajedrez".
Carrera ajedrecística
Primeros años
Nació en el Castillo del Príncipe, instalación militar de La Habana colonial (provincia de Cuba, España), el 19 de noviembre de 1888.
CUBA. HITO HISTORICO MARCANDO EL LUGAR DE NACIMIENTO DE JOSE RAUL CAPABLANCA
José Raúl fue el segundo hijo de José María Capablanca, oficial del ejército español —Cuba no había aún conseguido su independencia— y María Graupera.
Según su propio relato, Capablanca aprendió las reglas del juego a los cuatro años de edad, observando a su padre jugar con amigos. En el transcurso de una de las partidas, que este jugaba habitualmente por las tardes con el General Loño, de quien era asistente, observó que don José María, movía el caballo de una manera no permitida; ante la sorpresa de todos, lo acusó de hacer trampas y pasó a demostrarle lo que había hecho.
Cuando el niño cumplió los cinco años su padre comenzó a llevarlo al Club de Ajedrez de La Habana. A los mejores jugadores del club les fue imposible derrotarlo dándole ventaja de dama.
Capablanca peuqeño, 5 años.
En diciembre de 1901, a la edad de trece años, derrotó al campeón nacional cubano Juan Corzo con el resultado de 4 victorias, 3 derrotas, y 6 tablas.
JUAN CORZO, legendario Campeón cubano
CORZO vs Capablanca, La Habana 1901. Los observadores están expectantes y maravillados de ver al pequeño José Raúl jugar con facilidad asombrosa.
Hacia la cima
Capablanca a los 10 años de edad
Terminó sus estudios en el Instituto de Bachillerato de Matanzas.
Su familia no disponía de recursos como para permitirle estudiar en el extranjero, pero en vista de sus buenos resultados académicos, su mecenas Ramón San Pelayo se dispuso a financiar su formación en los Estados Unidos.
Cursó la secundaria en la Escuela Woodycliff de Nueva Jersey aspirando a entrar en la Universidad de Columbia para seguir la carrera de ingeniería química. Sin embargo, permanentemente distraído por su pasión en el juego ciencia, sólo cursó los dos primeros años.
En 1905 comenzó a frecuentar el Club de Ajedrez de Manhattan: En la noche del 6 de abril de 1906 participó en un torneo relámpago en el qué, tras sucesivas partidas eliminatorias, venció al gran Emanuel Lasker, ante el asombro de todos, adjudicándose el torneo. Lasker estrechó la mano de su vencedor diciéndole: "Es notable joven, usted no ha cometido errores".
MANHATTAN CHESS CLUB, SALA ESTE
En su primer encuentro internacional, enfrentó al maestro norteamericano Eugene Delmar, a quien le ganó todas las partidas, a pesar de haberle otorgado ventaja de peón y salida.
Eugene Delmar
Entre fines de 1908 y 1909 participó en una prolongada gira estadounidense; de un total de 734 partidas, ganó 703, entabló 19 y sólo sufrió 12 derrotas.
En 1909, a la edad de 20 años, Capablanca ganó un encuentro al campeón estadounidense Frank Marshall (+8 -1 =14).
FRANK MARSHALL
Fue la insistencia de Marshall lo que permitió que se le dejara participar al joven Capablanca en el torneo de San Sebastián, España en 1911. Ésta era una de las competiciones más importantes de la época; todos los grandes jugadores del planeta estarían presentes excepto el entonces campeón mundial Emmanuel Lasker.
TORNEO DE SAN SEBASTIAN 1911
Al inicio del torneo Ossip Bernstein y Aaron Nimzowitsch objetaron la presencia del invitado pues éste no había ganado todavía ninguno de los grandes torneos. Sin embargo, después de que Capablanca ganara su primer juego contra Bernstein (en una partida que le otorgaría el premio a la brillantez), éste reconoció su talento y dijo que no se sorprendería si su vencedor terminaba ganando la presea mayor.
OSSIP BERNSTEIN
Tras una movida durante un juego en la variedad de ajedrez rápido, Nimzowitsch se ofendió a raíz de un comentario de Capablanca, a quien respondió: "Los jugadores sin trayectoria deberían mantener la boca cerrada en presencia de sus superiores".
En el acto, Capablanca retó a Nimzowitsch a enfrentarlo en una serie de juegos rápidos, los cuales ganó fácilmente. Los maestros presentes en el lugar concluyeron que el joven cubano era insuperable en la variante rápida, distinción que le correspondería hasta el final de su vida.
AARON NIMZOVICH, de acérrimo enemigo a admirador del genial cubano.
Capablanca efectivamente terminó ganando el campeonato (nuevamente frente a Nimzowitsch), usando una apertura muy admirada por Mikhail Botvinnik, y asombrando el mundo del ajedrez al ganar con balance de +6 -1 =7, delante de Akiba Rubinstein, Carl Schlechter y Siegbert Tarrasch.
En 1911 retó a Lasker por el campeonato del mundo. El alemán aceptó el desafío pero propuso 17 condiciones para el cruce. Capablanca no estuvo de acuerdo con algunas y no llegaron a un acuerdo.
En 1913 jugó en La Habana y terminó segundo detrás de Frank Marshall, habiendo perdido una de las partidas contra el norteamericano después de tener una posición ventajosa. Reuben Fine afirmó que Capablanca había exigido al alcalde el desalojar a todos los espectadores para que no lo vieran en el mal estado de ánimo mientras perdía. Esta historia ha circulado en libros y en la Red; sin embargo, el libro de Edward G. Winter documenta que la historia de Fine no tiene ningún fundamento.
Demuestra en cambio que los 600 espectadores presentes, que naturalmente apoyaban a su compatriota, le dieron a Marshall una fuerte ovación.
Las notas del mismo Marshall corroboran esta versión: Cuando escuchó el griterío de la multitud creyó que lo iban a linchar, por lo que pidió una escolta de seguridad para que lo llevara rápidamente a su hotel. Después le contaron lo que había sucedido en realidad.
FRANK MARSHALL
Inmediatamente después de esto Capablanca obtuvo un resultado de +13 -0 =0 en un torneo en Nueva York, aunque Oldrich Duras era el único Gran Maestro Internacional entre sus rivales.
OLDRICH DURAS
En septiembre de 1913 consiguió un trabajo en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. El sueldo mediano le permitió seguir disfrutando de su pasión ajedrecística y realizar algunos viajes al exterior en busca de nuevos desafíos. Durante muchos años fue el cubano más famoso.
Epístola de Capablanca a Rolando Illa, Presidente del Club Argentino de Ajedrez. En la misma se refiere a Lasker y a un posible match por el título Mundial con el alemán.
Luego jugó una serie de partidas en Europa contra los mejores jugadores de la época: en Berlín derrotó a Jacques Mieses y a Richard Teichmann; en San Petersburgo jugó una serie de seis partidas, dos contra Alexander Alekhine, dos contra Yevgeni Znosko-Borovski y dos contra Fiodor Dus-Khotimirsky, perdiendo una vez contra Znosko-Borovski y ganando el resto. Estos fueron sus primeros encuentros con Alekhine, quien fue superado ampliamente.
EUGENE ZNOSKO BOROVSKY
Luego en Riga batió a Nimzowitsch en un elegante final de alfiles de color opuesto.
En Moscú venció a Bernstein en una partida que aparece en muchas antologías como una joya por la jugada ganadora 29... - Db2!!, y por la nueva estrategia de peones colgantes.
En Kiev superó a Bogatyrchuk entre otros.
BOGATYRCHUK
Ya en Viena derrotó a Richard Réti en una partida y a Savielly Tartakower 1,5-0,5.
RICHARD RETI, quien quitó un invicto de 8 años a capablanca. Fue en el Troneo de Nueva York 1924.
Capablanca dio también un gran número de partidas simultáneas destacadas por su rapidez y gran cantidad de victorias.
En el gran torneo de 1914 en San Petersburgo, con la participación de la mayoría de los mejores jugadores del mundo (con la excepción de los del Imperio Austrohúngaro), Capablanca se encontró con el gran Lasker por primera vez en un torneo normal (el cubano había ya ganado la final del mencionado torneo de ajedrez relámpago de 1906, en el que innovó con una ahora famosa composición final). Capablanca tomó ventaja de un punto y medio en las rondas preliminares, y obligó a Lasker a luchar por el empate.
Ganó nuevamente el premio por brillantez contra Bernstein y tuvo algunas victorias importantes contra David Janowsky, Nimzowitsch y Alekhine.
FOTOGRAFIA DE LOS PARTICIPANTES EL TORNEO DE SAN PETERSBURGO 1914, uno de los más fuertes de la historia del ajedrez.
Sin embargo fue víctima de una notoria mejoría de Lasker en la segunda parte del torneo, que incluyó una famosa victoria del alemán.
Terminó segundo, detrás de Lasker con 13 puntos contra 13,5 del alemán, pero adelante de Alekhine, quien finalizó en tercer puesto. Al concluir el torneo, el Zar Nicolás II proclamó a los cinco ganadores de premios (Lasker, Capablanca, Alekhine, Tarrasch y Marshall) como "Grandes Maestros del Ajedrez".
Campeón Mundial
Capablanca vs Lasker, La Habana 1921
En 1920, Lasker se dio cuenta de que Capablanca se estaba haciendo demasiado fuerte y, decidió renunciar al título en favor de éste, añadiendo: "Usted ha ganado el título no por la formalidad de un desafío, sino por su brillante maestría".
El cubano prefería ganarlo en una partida, pero Lasker insistió en que era él ahora el retador.
En 1921 jugaron el campeonato en La Habana donde Capablanca venció al alemán sin perder una sola partida: +4 -0 =10.
CASINO DE LA HABANA, sede del match Capablanca vs Lasker de 1921
No sería sino hasta ocho décadas más tarde que esto se repetiría, cuando en el año 2000 Vladímir Krámnik le ganó a Garry Kasparov +2 -0 =13.
El nuevo campeón del mundo, Capablanca, dominó en Londres en 1922. Hubo un número interesante de jugadores fuertes y se creía que el campeón no debería poder evadir retos a su título como había sucedido en el pasado. En este torneo, algunos de los mejores jugadores de la época (Alexander Alekhine, Efim Bogoljubov, Géza Maróczy, Richard Réti, Akiba Rubinstein, Tartakower y Milan Vidmar), se reunieron para discutir reglas para los campeonatos mundiales por venir. Entre otras cosas, una de las condiciones propuestas por el campeón fue que el aspirante al título tendría que reunir al menos diez mil dólares para el premio.
En los años siguientes, Rubinstein y Nimzowitsch desafiaron a Capablanca pero no lograron reunir el dinero.
AKIBA RUBINSTEIN sentado junto a JOSE RAUL CAPABLANCA, fue en el torneo de San Petersburgo 1914.
Resultó segundo en Nueva York en 1924, otra vez por delante de Alekhine.
En 1925 fue tercero en Moscú detrás de Efim Bogoljubov y Lasker.
Capablanca enfrenta a Bogoljubov en Moscu 1925
Pero en 1927 dominó el torneo en Nueva York contra seis jugadores sin perder una partida y con 2,5 puntos más que Alekhine.
En este periodo también hubo varios cambios en la vida personal del maestro. En diciembre de 1921 se casó con Gloria Simoni Betancourt. Tuvieron un hijo, José Raúl, en 1923 y una hija, Gloria, en 1925, pero el matrimonio terminó en divorcio. También perdió a su padre y a su madre.
Pérdida del título
El éxito en Nueva York en 1927 fue excepcional: terminó invicto en una vuelta cuádruple con seis de los mejores jugadores del mundo y con 2,5 puntos por encima del segundo lugar (Alekhine). Capablanca también superó al moscovita en su primer enfrentamiento, ganó el premio de la partida más brillante contra Rudolf Spielmann [16] y ganó dos juegos interesantes contra Nimzowitsch.
Esto le dejó como el gran favorito para el campeonato contra Alekhine —que hasta entonces no había podido ganar nunca a Capablanca—. El desafío fue respaldado por un grupo de hombres de negocios argentinos y el presidente de este país, que garantizó los fondos.
La proximidad del partido llevó a una serie de pronósticos sobre su resultado:
El gran maestro austríaco Rudolf Spielmann sentenció: "Alekhine no va a ganar ninguna partida";
según Vidmar: "Alekhine no tiene ni la sombra de una posibilidad";
Bogoljubov coincidió: "El resultado final va a ser 6 x 3 a favor de Capablanca";
Nimzowitch y Maroczy se pronunciaron también en favor de la victoria del cubano.
El propio Capablanca se sentía seguro de su triunfo, por lo que —fiel a su estilo— no se preparó para el encuentro, confiando en su capacidad única para resolver los problemas directamente frente al tablero; en cambio, llevado por sus responsabilidades laborales como representante del ajedrez de Cuba, participó en una gira de partidas de exhibición por el Brasil.
En una estrategia diametralmente opuesta, su contrincante se dedicó a la compleja tarea de estudiar con inédita profundidad los patrones subyacentes en el estilo de juego de Capablanca, sus movimientos recurrentes y respuestas ante problemas complicados, etc., inaugurando una forma de trabajo que es norma hoy en día entre los máximos exponentes del ajedrez mundial.
El encuentro se jugó en septiembre en Buenos Aires. Ganaría el primero en obtener seis victorias. Alekhine jugó con paciencia y solidez, llevó a Capablanca a perder la primera partida de manera mediocre, para luego tomar ventaja ganando las partidas número 3 y 7 —juegos de ataque más al estilo de Alekhine— luego perdió las partidas 11 y 12.
Libro del Match de Editorial Sopena
Capablanca intentó convencer a Alekhine para anular la cita después de una larga serie de tablas. El ruso rehusó, y acabó venciendo +6 -3 =25, en el encuentro más largo de la historia del campeonato del mundo exceptuando el campeonato en 1985 entre Karpov y Kasparov.
Match Capablanca vs Alekhine Bs As 1927. Comentarios de Reti en el Diario La Prensa.
Alekhine no aceptó jugar la revancha, contraviniendo una de las condiciones del enfrentamiento. A pesar del colapso de los mercados financieros en 1929, Alekhine siguió insistiendo en las condiciones acordadas en Londres, es decir, Capablanca estaba obligado a recaudar u$s 10,000. El aspirante no logró satisfacer esta condición. En cambio, Alekhine jugó dos campeonatos mundiales contra Efim Bogoljubov, que era un buen ajedrecista, pero no una amenaza para él en un juego extenso. Durante su reinado, Alekhine rechazó jugar en los mismos torneos que su rival.
Post-campeonato
Capablanca ganó varios torneos fuertes después de haber perdido el título mundial, tenía la esperanza de que tarde o temprano sus resultados obligarían a Alekhine a jugar una revancha por el campeonato del mundo, lo que no sucedió.
En 1931 derrotó al gran jugador holandés Max Euwe +2 -0 =8, tras lo cual dejó de jugar por un tiempo al más alto nivel, participando solamente en partidas de menos importancia en el Club de Ajedrez de Manhattan.
Capablanca versus Euwe, en el match que disputaron en 1931. Capablanca venció 2 a 0 y 8 tablas.
Reuben Fine, extraordinario jugador de ajedrez rápido, rememora que en este período jugó varios cruces de esta especialidad con Alekhine, con resultados muy parejos.
En comparación, las pocas veces que se enfrentó en esta variante con el cubano, éste lo machacó "sin misericordia".
En 1934 comenzó de nuevo a jugar torneos de mayor importancia. Olga Chagodayev, con quien se casó en 1938, lo inspiró a competir de nuevo.
Capablanca en 1935
Alekhine perdió el título contra Euwe en 1935 en parte debido a sus problemas con el alcohol.
Esto le dio a Capablanca nuevas esperanzas de volver a ganar el título, y ganó en Moscú en 1936, delante de Botvinnik y Lasker. En el gran torneo de Nottingham en 1936, terminó empatado con Botvinnik, por delante de Euwe, Lasker, Alekhine y detrás de los nuevos talentos de Reuben Fine, Samuel Reshevsky y Salo Flohr.
Esta fue la primera partida de Capablanca contra Alekhine desde el gran campeonato mundial entre los dos y el genio cubano no perdió la oportunidad de vengar su derrota.
Teniendo una posición inferior, logró atrapar al ruso en una trampa tan elaborada que ninguno de los otros jugadores (excepto Lasker) se dio cuenta de en dónde el perdedor había cometido el error.
Capablanca comentó sobre este particular en El legado de Capablanca: sus últimas presentaciones, pags. 111–112, expresando su admiración por la astucia que Lasker demostraba incluso a los sesenta años. Sin embargo el cubano no menciona a su oponente: Alekhine. La relación entre ambos era de profundo desagrado mutuo, hasta el punto en que rara vez compartieron un tablero por más de unos segundos: cada uno hacía su movida y luego se levantaba para caminar por las cercanías.
En 1937, Euwe, en contraste con la situación entre Alekhine y Capablanca, cumplió con su obligación y concedió a Alekhine el juego de revancha. Alekhine dejó de beber, se preparó bien y volvió a ganar fácilmente el primer puesto.
Después de esto no hubo mucha esperanza de que Capablanca volviera a disputar el título, Alekhine no jugó más partidas por el campeonato del mundo y murió en 1946.
El absoluto y arbitrario control del título por parte del circunstancial campeón impulsó a la FIDE a reglamentar el mecanismo de elección de rivales y así asegurarse de que el mejor aspirante tuviera la oportunidad de acceder a la final.
Una carta de Capablanca en 1939. Fuente: Erich Eliskases, Caballero del Ajedrez de Soppe - Grosso.
La salud de Capablanca comenzó a empeorar. Tuvo un pequeño accidente cerebrovascular durante el torneo AVRO de 1938, y tuvo el peor resultado de su carrera: séptimo de ocho jugadores.
Sin embargo, incluso en esta etapa de su declive, fue capaz de producir resultados extraordinarios: En la olimpíada de ajedrez de 1939 en Buenos Aires logró obtener el mejor resultado como primer tablero de Cuba, delante de Alekhine y de Paul Keres.
Reportaje a Capablanca en el Diario Critica en 1939
El 7 de marzo de 1942, Capablanca se encontraba en el Club de Ajedrez de Manhattan en Nueva York.
El cubano, de muy buen humor, hacía bromas en relación con las jugadas que se producían en el tablero. De pronto, sorprendiendo a los que le rodeaban, se puso en pie exclamando: "Ayúdenme a quitar el abrigo..." desplomándose luego en brazos de los ajedrecistas que se le acercaron. Trasladado momentos después al Hospital Monte Sinaí, al que llegó en estado comatoso, falleció a las 5:30 de la mañana del día 8.
La causa directa de su muerte fue hemorragia cerebral, consecuencia de la hipertensión arterial que venía padeciendo desde hacia bastante tiempo.
TUMBA DE CAPABLANCA en el cementerio de LA HABANA
Justamente un año antes, en el mismo hospital, había fallecido Emanuel Lasker. Tras su muerte el mundo del ajedrez sufrió una terrible consternación. Los grandes maestros más importantes de la época, incluyendo a Alekhine, expresaron sus pésames y le calificaron como el jugador más grande de ajedrez de todos los tiempos.
Certificado de defunción
José Capablanca fue sepultado en La Habana con grandes honores. El General Fulgencio Batista, presidente de Cuba, se hizo personalmente cargo de los trámites funerarios.
Cuba. Multitud en el sepelio de Capablanca.
Capablanca falleció a la edad de 53 años y 109 días.
La muerte de Capablanca en los medios
En 1951, Cuba editó una estampilla de 25 centavos con su retrato, la primera con la figura de un maestro de ajedrez.
Valoración de su carrera
En toda su carrera Capablanca sufrió menos de cincuenta derrotas en partidas oficiales. En partidas oficiales, perdió 35, el 6% del total.
Permaneció invicto por más de ocho años, desde el 10 de febrero de 1916, cuando perdió desde una posición superior contra Oscar Chajes; hasta el 21 de marzo de 1924, cuando sucumbió frente a Richard Réti en el Torneo Internacional de Nueva York.
Se trata de un récord de 63 juegos, que incluyó el delicadísimo torneo de Londres de 1922 y la partida por el campeonato del mundo contra Lasker.
De hecho, sólo Marshall, Lasker, Alekhine y Rudolf Spielmann ganaron dos o más partidas oficiales frente a un Capablanca maduro, aunque los totales de sus respectivas carreras son negativos (Capablanca derrotó a Marshall +20 -2 =28, a Lasker +6 -2 =16, a Alekhine +9 -7 =33), a excepción de Spielmann que consiguió su nivel (+2 -2 =8). De la élite mundial, solamente Keres tuvo un estrecho margen a su favor (+1 -0 =5), triunfo que ocurrió cuando Capablanca tenía 50 años, en el declive de su carrera.
Su puntaje Elo histórico promedio ha sido calculado en 2725.
Capablanca no fundó ninguna escuela por sí mismo, pero su estilo fue muy influyente en las partidas de los campeones mundiales Bobby Fischer y Anatoly Karpov.
Mikhail Botvinnik escribió acerca de cuánto aprendió de Capablanca, y precisó que también Alekhine debía al cubano mucho de su juego posicional, que aprendió durante sus frecuentes reuniones antes de que la lucha por el título del mundo les hiciera enemigos.
Botvinnik considera a Los fundamentos del ajedrez, de Capablanca, como el mejor libro sobre ajedrez que se haya escrito. En este texto el gran maestro precisa que mientras que el alfil es generalmente más fuerte que el caballo, la unión de reina más caballo es generalmente superior que la combinación de dama y alfil: el movimiento diagonal de éste simplemente imita al de la reina, mientras que el caballo la complementa, alcanzando inmediatamente posiciones que le están vedadas a la dama.
Botvinnik acredita a Capablanca como el primero en hacer esta observación.
Críticas
La crítica más común a su figura se centra en su tradicional pereza: al frente del tablero, si no podía conseguir algo por medios sencillos entonces ni siquiera lo intentaba.
Esta característica se manifestaba en que por lo general confiaba en su instinto dejando el cálculo de lado, lo que en ocasiones redundaba en errores graves. Además –y excepcionalmente– fue incapaz de resolver algunos finales difíciles.
En cierto momento Capablanca fue criticado —principalmente en Gran Bretaña— por la supuestamente vanidosa descripción de sus propios logros en su primer libro, Mi carrera en el ajedrez.
En respuesta, el maestro tomó la medida sin precedente de incluir virtualmente todas sus derrotas en torneos y partidas en Los fundamentos del ajedrez, junto con un grupo representativo de sus victorias.
Por otro lado J. du Mont, en su prólogo al libro de Golombek Los 100 mejores juegos de Capablanca, atestigua que el cubano —a quien conocía bien— no era en lo absoluto una persona vanidosa; en cambio aconsejaba a los críticos que aprendieran la diferencia entre la mente simplemente dotada y el genio elevado de un Capablanca, y el contraste entre la tendencia británica hacia la falsa modestia con la costumbre latinoamericana a decir "jugué este juego tan bien como podría ser jugado" cuando honestamente se cree estar en lo correcto.
Du Mont también afirma que Capablanca era bastante sensible a la crítica.
Edward G. Winter, historiador del ajedrez, documenta un número de ejemplos de autocrítica en Mi carrera en el ajedrez.
Propuesta de nuevas reglas
El ajedrez de Capablanca. El arzobispo (composición de alfil+caballo) está ubicado entre el caballo y el alfil tradicionales del lado de la reina; el canciller (compuesto de torre+caballo) está posicionado análogamente y del lado del rey.
Capablanca predijo que el ajedrez enfrentaría dificultades mayores si continuaba la tendencia de que los jugadores de élite terminaran sus partidas en tablas.
Para evitarlo sugirió una variación del esquema de juego, llamada el "Ajedrez de Capablanca", a desarrollarse en un tablero de 8x10.
Su idea se basaba en que el mayor número de piezas y las dimensiones extendidas de la grilla permitirían al jugador más efectivo el expresar claramente su superioridad, debido a la complejidad y los grados de libertad adicionales.
Debe aclarase que el gran maestro propuso esta variación complicada mientras era campeón mundial y no después de perder el título, como algunas fuentes sostienen incorrectamente.
Torneo Internacional Capablanca in Memoriam
A partir de 1962 se desarrolla en Cuba, en honor de Capablanca, el Torneo Internacional Capablanca in Memoriam, uno de los torneos ajedrecísticos más importantes de América Latina.
Estadísticas
Capablanca jugó 583 partidas oficiales, ganando 302, entablando 246 y perdiendo 35, el 6% del total.
POEMA DEDICADO A CAPABLANCA
Poema a Capablanca
Así pues, Capablanca
no está en su trono, sino que anda,
camina, ejerce su gobierno
en las calles del mundo.
Bien está que nos lleve
de Noruega a Zanzíbar,
de Cáncer a la Nieve.
Va en un caballo blanco,
caracoleando
sobre puentes y ríos
junto a torres y alfiles,
el sombrero en la mano
(para las damas)
la sonrisa en el aire
(para los caballeros)
y su caballo blanco
sacando chispas puras
del empedrado...
por el poeta Nicolás Guillén
NICOLAS GUILLEN, excelente poeta cubano
CITAS DE CAPABLANCA:
"En ajedrez cuando juegas con un fuerte jugador las dos armas disponibles para vencerlo deben ser lógica y imaginación"
"Se puede sacar más provecho de una partida perdida que de cien ganadas"
"El Ajedrez es algo más que un juego; es una diversión intelectual que tiene algo de Arte y mucho de Ciencia. Es además, un medio de acercamiento social e intelectual"
"El Ajedrez sirve, como pocas cosas en este mundo, para distraer y olvidar momentáneamente las preocupaciones de la vida diaria."
"El Ajedrez, como todas las demás cosas, puede aprenderse hasta un punto y no más allá. Lo demás depende de la naturaleza de la persona."
"De pocas partidas he aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas."
"El buen jugador siempre tiene suerte."
"Si ha pensado en un plan correcto, debe llevarlo a cabo rigurosamente"
"Hablando de mí mismo, puedo decir que el estilo de mi juego no se corresponde totalmente a mi temperamento sureño. Siempre juego con cautela y evito los riesgos, porque me gusta la sencillez... Tengo por principio no arriesgarme en las partidas decisivas."
Simultaneas de Capablanca
"Hubo períodos en mi vida en los que pensaba que no podía perder ni una partida. Más tarde sufría una derrota, y eso hacía que despertase de mis sueños y volviese a la tierra".
"Puedo adivinar en un momento lo que se oculta detrás de las posiciones y que es lo que puede ocurrir o lo que va a ocurrir. Otros maestros tienen que hacer análisis para obtener algunos resultados, mientras a mí me bastan unos instantes".
"Es necesesario proteger al Rey con el mínimo de piezas y atacar al Rey adversario con el máximo de piezas."
"Hay que eliminar la hojarasca del tablero".
"Cuando ustedes ven una posición, se preguntan qué puede suceder, qué sucederá. Yo lo sé".
"Jamás he estudiado ajedrez. Sólo estudio ajedrez cuando juego una partida".
"Aprendí a jugar al ajedrez antes que a leer".
"Yo sé a simple vista cómo ha de tratarse una posición, lo que puede ocurrir, lo que va a suceder; otros hacen ensayos, pero yo sé, yo sé".
"Yo todavía no había cumplido los cinco años cuando entré un día en el despacho de mi padre y le vi jugando con un hombre. Nunca antes había visto una partida de ajedrez y las piezas llamaron mi atención. Al día siguiente volví a observar jugar a mi padre. El tercer día, mi padre, que era un principiante en el ajedrez, movió su caballo de una casilla blanca a otra del mismo color. Su adversario, no mejor jugador que él, no se dio cuenta de ello. Mi padre ganó la partida y yo le dije que había engañado a su rival. Por poco me echa de la habitación, pero yo le indiqué que era lo que había hecho. Me preguntó qué sabía sobre el ajedrez y le dije que podía ganarle. Me respondió: "Eso es imposible poque tú no sabes ni colocar las piezas". Jugamos una partida y gané. Ese fue mi comienzo".
Capablanca jugando con su padre. La foto fue tomada en 1909 en la casa paterna.
"Tenía cuatro años cuando se disputó el histórico match entre Wilhelm Steinitz y Mikhail Chigorin, que me llamó mucho la atención. Otro acontecimiento fue la visita de Pillsbury a La Habana. Por entonces yo tenía once años y era un mal jugador.
Ya se pueden imaginar cómo me impresionó ver que Pillsbury era capaz de jugar a ciegas dieciséis partidas simultáneas. Eso fue lo que encendió mi interés por el ajedrez. Después de obtener el permiso de mis padres, empecé a frecuentar el club de ajedrez. No transcurrieron ni tres meses desde que había alcanzado la primera categoría, cuando gané el match contra el campeón de Cuba. Tenía entonces doce años."
HARRY NELSON PILLSBURY, FUGAZ ESTRELLA NORTEAMERICANA
Me llevaron una vez al club de ajedrez de una ciudad de provincias. En una esquina del club vi jugar a dos señores. Me senté y empecé a observarles. Ya de niño me había acostumbrado a estar sentado tranquilamente y observar cómo otros jugaban. Cuando terminaron la partida, uno de ellos se marchó y el otro, al no ver a nadie con quien pudiera jugar, me preguntó si yo sabía jugar. Como yo había estado tan callado, pensó que podía no saber. Le contesté que sí y él me ofreció la ventaja de un caballo. Dijo que le interesaba ver cómo jugaba yo y afirmó que él era el mejor ajedrecista de la ciudad. Yo siempre aceptaba cuando me ofrecían ventajas. Después de perder dos partidas, me propuso que jugásemos sin ventaja. Cuando volvió a perder, dijo que no estaba de buen ánimo para jugar. Después de una nueva derrota dijo que estaba enfermo. Yo sugerí darle ventaja de un caballo. Lo aceptó para demostrarme que yo tenía una opinión demasiado buena de mi mismo. Esa fue una gran partida, pero él abandonó al final. Se puso el gorro en la cabeza y apenás musitó un adiós. Pero volvió en seguida y me preguntó cómo me llamaba. Recuperó su orgullo inmediatamente y se puso a presumir de que me había dejado caballo de ventaja..."
Bungalow de Capablanca cerca de La Habana, Cuba
"Una tarde de 1906, o de 1907, estuve observando unas partidas simultáneas, jugadas a ciegas. Había allí en una esquina de la sala un hombre de mediana edad que estaba comentando una partida. Sus propuestas me parecían absurdas y faltó poco para que interviniese para corregirle, pero seguí mi antigua costumbre y permanecí callado. Nunca en mi vida estuve tan contento por haber estado fiel a ese principio, porque al cabo de poco tiempo me presentaron a ese hombre. Era Emanuel Lasker, campeón del mundo en aquel momento."
EMANUEL LASKER
Opiniones de otros ajedrecistas
"Era de estatura media, rasgos correctos y de físico agradable. Siempre cortés, atento, afable y popular en todos los círculos ajedrecísticos. Disfrutaba con la diversión y el baile. También le gustaba jugar al tenis y al bridge, y lo hacía muy bien. Le entusiasmaba de una manera especial la caza. Además del español, su lengua materna, hablaba el inglés perfectamente y bastante bien el francés. No prestaba demasiada atención a las aperturas, pero le atraía el estudio de los finales. Era capaz de ver mucho más y más lejos que los demás maestros, pero se encontraba más desvalido de ideas en una contienda prolongada". (V.Vukovic)
"A Capablanca no le gustan ni las posiciones complicadas, ni las aventuras. Quiere saber de antemano hacia donde va y su estilo tiene su propia lógica. La profundidad de su juego es la de un matemático, no la de un poeta. Tiene el alma de romano, no de griego"(Emanuel Lasker)
"Mientras que Adolf Anderssen y Mikhail Chigorin buscaban posiciones accidentales, Capablanca se guía por la lógica de las posiciones fuertes. Sólo valora aquello que está bien fundado: solidez de la posición, presión sobre un punto débil y no busca lo accidental, ni siquiera un mate de problema, pero en el momento oportuno descubre y ejecuta combinaciones sutiles y de largo alcance" (Emanuel Lasker)
"He conocido a muchos jugadores de ajedrez, pero entre ellos sólo un genio, ¡Capablanca! Su ideal era ganar mediante maniobras. El genio de Capablanca se revela en su capacidad de poner a prueba los puntos débiles del oponente. La menor debilidad no puede escapar a su certera mirada" (Emanuel Lasker)
Emanuel Lasker
"Nada de la vida privada de Capablanca sugiere que se trate de un maestro del ajedrez. Le gustan todos los deportes ligeros, especialmente el tenis. En todo lo demás es un hombre elegante y mundano. Da la impresión que para él el ajedrez es una distracción. El hecho de que haya conseguido grandes éxitos se explica, fundamentalmente, por sus reflejos inusitadamente rápidos, sus cálculos perspicaces, y también por su talento. Tiene muy desarrollada la autoconfianza. Me acuerdo del siguiente episodio: Capablanca era uno de los invitados en el torneo de San Sebastián, celebrado en 1911. En aquel momento tenía 22 años. Sabíamos muy poco de él -sólo que había aplastado a Marshall-. No contábamos mucho con su éxito en ese torneo, pero él mismo no estaba preocupado, aunque no era del todo optimista. Como es conocido, en San Sebastián había un casino, y el torneo se jugó precisamente allí. No era extraño que los jugadores más apocados no resistiesen la tentación y jugasen una que otra ficha en la ruleta. No ocurrió lo mismo con Capablanca. Cuando Mieses le preguntó por qué no comprobaba si tenía suerte, Capablanca respondió con aplomo: "No. Carezco de ella". Y realmente, Capablanca ganó el primer premio". (Spielmann)
RUDOLF SPIELMANN
"Había un sello de extraordinario talento natural en el estilo de analizar de Capablanca. La reflexiva y pausada manera con que Lasker analizaba una posición, que interesaba a ambos excampeones, contrastaba con la velocidad casi relámpago con la que Capablanca mostraba sutiles e inesperadas variantes. También demostraba, por supuesto, la extraordinaria técnica de Capablanca" (I.Kan, acerca de un análisis conjunto de Lasker y Capablanca)
"El más grande jugador de ajedrez de todos los tiempos" (Alexander Alekhine)
"Nunca, ni antes ni después, encontré alguien que pensase a una velocidad tan fantástica como lo hacía Capablanca en aquella época. Ni siquiera hubiera podido imaginarme algo parecido. Es suficiente con decir que ganó todas las partidas rápidas que jugó contra los maestros de San Petersburgo, con una relación de tiempo de 1:5." (Alekhine, después del match de 1914).
"No entiendo ni ahora, después de tantos años, cómo he conseguido ganar a Capablanca en el match de 1927". (Alekhine)
"Capablanca le fue arrebatado prematuramente al mundo del ajedrez. Con su muerte hemos perdido a un gran genio ajedrecístico, de cuyo calibre nunca volveremos a ver" (Alekhine)
ALEXANDER ALEKHINE, después del match de 1927 su relación con Capablanca fue de frío total. Sin embargo tras la muerte del cubano, Alekhine se deshizo en elogios para con él.
"Capablanca no es un estratega profundo como Lasker, pero tiene muchas ideas geniales. Es un ajedrecista práctico." (Tartakower)
Capablanca, la ardiente sangre cubana se ha convertido, bajo la influencia del americanismo práctico, en el milagro de la técnica ajedrecística. Su juego es perfecto. Trabaja con la precisión de un horario de trenes de pensamientos. Un examen rápido y claro le revela los secretos de posiciones complejas, y encuentra la jugada capaz de transformar el cuadro ajedrecístico más romántico en una posición desnuda y lógica. Capablanca no es un estratega profundo como Lasker, ni está embriagado por la ciencia del ajedrez como Tarrasch. En él se agolpan las ideas más geniales. Es un ajedrecista práctico. La característica típica de su juego es la de encaminarse en cada posición hacia la mejor jugada, no desde un punto de vista filosófico, sino práctico. La sencillez de su juego no carece de riqueza. La fuerza de Capablanca -¿No será eso, al mismo tiempo, su debilidad?- se basa en el descubrimiento de la prosa en la fantasía del ajedrez, si bien al final no se proyecta de la fantasía a la prosa." (Tartakower)
XAVIELLY TARTAKOWER
"Radiante y esbelto, vestido impecablemente de la cabeza a los pies y con una sonrisa de salón en su cara finamente esculpida, tiene un aspecto encantador sentado a la mesa. No denota ni el más mínimo signo de esfuerzo. Da la impresión de que para él el ajedrez no puede ser un oficio, sino sólo una diversión." (Hans Kmoch)
"Es imposible comprender el mundo del Ajedrez sin mirarlo con los ojos de Capablanca" (Botvinnik)
"Tres grandes ajedrecistas -Lasker, Capablanca y Alekhine- han ejercido una gran influencia sobre mí. Especialmente los dos últimos. Para ellos, lo más importante del ajedrez era la verdad. Aspiraban llegar a descubrir el secreto de la posición. Capablanca no trabajaba en el ajedrez. Se sentaba ante el tablero y jugaba, al igual que un pájaro se pone a cantar. Eso funcionaba muy bien mientras Capablanca era joven. Como en aquella época ganaba sin esfuerzo a todos, no necesitaba trabajar. Pero eso puede llegar a ser muy peligroso, porque de esa manera no se puede desarrollar el talento, ni siquiera un talento como el de Capablanca" (Botvinnik)
"El juego de Capablanca producía, y sigue produciendo un irresistible efecto artístico. En sus partidas predominaba una tendencia a la sencillez, y en esta sencillez existía una belleza única, genuinamente profunda" (Botvinnik)
Mikhail Botvinnik
"Capablanca era la antítesis de Lasker. Acostumbraba a pasear por la sala después de hacer su jugada. Era un auténtico caballero. Resultaba agradable observarle cuando estaba en el escenario. Jugaba con rapidez y era extraordinariamente lúcido. Tenía una mirada clara y limpia mientras resolvía situaciones en el tablero. Su creatividad estaba libre de la rutina y su técnica de conducir el juego tenía un nivel muy alto. Sus partidas han sido siempre un verdadero acontecimiento para mí. Era un deleite ver la virtuosidad con la que aprovechaba pequeñas ventajas. En mis recuerdos guardo a un Capablanca de estilo claro y admirable. Él es la personificación de una técnica llevada a la perfección y al automatismo. Con todo, él no ha trabajado en el ajedrez menos que otros jugadores. Era un hombre de talento extraordinario. Su modo de jugar los finales es considerado el súmmum de la maestría" (Mihail Tahl)
"Sin la técnica es imposible alcanzar la cumbre en ajedrez y, por consiguiente, todos hemos tratado de asimilar la maravillosa y sutil técnica de Capablanca" (Tahl)
MiKHAIL TAL, un admirador del gran "Capa".
"Capablanca siempre me recordaba a Mozart, que ya desde niño arrancaba sonidos mágicos al piano. Nunca olvidaré cómo me enseñó el camino hacia la victoria en la final que jugué contra un ajedrecista inglés, en el torneo de Hastings en 1933. La sencillez y la elegancia con las que Capablanca movía las piezas eran prodigiosas. Durante mucho tiempo se cernía a su alrededor la aureola de invencibilidad. De 1914 a 1927 sufrió solamente cinco derrotas. En ese período ganó el título de campeón del mundo, quedó primero en Londres en 1922, segundo en Nueva York en 1924 y tercero en Moscú en 1925. Vi a Capablanca cuando jugaba simultáneas en cuarenta tableros en el café vienés Schoenbrun, en 1929. Me sorprendió ver entre el público un gran número de mujeres, que apenas sabían distinguir un caballo de un alfil. Capablanca siempre tenía prisa. El zeinot de su vida no le dejaba tiempo de analizar la partida que acababa de terminar". (Lilienthal)
"Capablanca fue el mejor porque no necesitó molestarse" (Najdorf)
"Fui educado en las partidas de Capablanca y Nimzovich, quienes pasaron a formar parte de mi carne y de mi sangre ajedrecística" (Petrosian)
TIGRAN PETROSIAN, otro admirador del estilo capablanquino.
"¿Que por qué me ha gustado siempre Capablanca? Quizás poque jugaba de un modo muy sencillo, muy claro. Siempre se ha dicho que la sencillez es la hermana del talento. Cuando un hombre con talento escribe versos, hace fotos artísticas o alguna otra cosa, todos dicen: "Yo también puedo hacer lo mismo". Pero no pueden. Sólo alguien con verdadero talento es capaz de ello. Del mismo modo, cuando la gente ve hoy en día las partidas de Capablanca, dice: "Yo podría jugar así". Pero, ¿por qué sólo Capablanca ha sido capaz de jugar de ese modo? Su grandeza reside precisamente en esa sencillez y en esa claridad de su estilo. He aprendido mucho de Capablanca y considero un gran cumplido cuando alguien me compara con él". (Petrosian)
"La línea que trazó Capablanca continúa con Smyslov, Bobby Fischer y Karpov. Jugaba al ajedrez del mismo modo como los pájaros cantan. No trabajaba mucho en él" (Taimanov)
«Los siglos venideros no podrán olvidar su nombre, sus libros, sus anécdotas ni su juego y este será el eterno reconocimiento de su gloria». (Marshall, un día después de la muerte del cubano)
Capablanca perdió contra Alekhine porque se encontraba enfermo durante el match. Después de una serie de nueve tablas, con el resultado de 2:3, pidió que se declarase el empate y que se jugase un nuevo match al año siguiente, pero no explicó cuales fueron los motivos de su petición" (Kostic)
"Capablanca era uno de los mejores jugadores de la historia. Un ajedrecista extraordinario. No trabajaba mucho en el ajedrez. Trabajaba, pero no excesivamente". (Fischer)
"Capablanca se encuentra entre los jugadores más grandes, pero no sólo por su habilidad en el final. Su truco consistía en jugar aperturas lo más simples posibles, y entonces jugaba con tal brillantez en el medio juego que la partida quedaba decidida -aunque su oponente no siempre lo supiera-, antes de llegar al final." (Fischer)
BOBBY FISCHER, se dice que el sabía más de 100 partidas de Capablanca de memoria.
"De los tres adalides del ajedrez clásico, Lasker es quien mejor ha jugado y con más finura. Capablanca lo hizo con mayor facilidad, rapidez y naturalidad. Sus partidas son sencillas y fáciles de comprender. Poseen la pureza de las pirámides egipcias y de los obeliscos de Washington. Son claras, evidentes e ininterrumpidas, pero también de unas grandes proporciones." (A.Guere)
"El ideal en ajedrez sólo puede ser una imagen colectiva, pero en mi opinión es Capablanca quien se acerca más a esa imagen. Su libro fue el primer libro de ajedrez que estudié, de principio a fin. Por supuesto, sus ideas me influyeron" (Karpov)
Anatoly Karpov, otro capablanquino
"Una de las figuras más apreciadas y legendarias de la historia del ajedrez" (Garri Kasparov)
"Capablanca no conocía apenas la teoría y vivía -al menos la existencia cotidiana- fuera del ajedrez. Casi no hacía nada y trabajaba mucho menos que otros jugadores, lo que no le impidió ganar los torneos y encuentros más importantes, manteniéndose invicto durante años (de todos los campeones fue el que menos partidas perdió). ¿No es ésta una indicación de talento ilimitado, de indudable genio ajedrecístico?" (Kasparov)
GARRY KASPAROV
"Capablanca ha sido uno de los mejores jugadores de la historia (quizás el más extraordinario jugador)" (Harry Golombek)
"Se ha dicho de su juego que 'respira una enorme serenidad, una perfección modélica... La simplicidad de esta perfección es simplemente el producto de su habilidad artística' " (Harry Golombek)
HARRY GOLOMBEK, GM inglés
"Un excepcional jugador, cuyas partidas han sido base de estudio de los campeones que le sucedieron y lo serán, sin duda, para las futuras generaciones" (Román Torán)
"De Capablanca hay que destacar su profunda comprensión del juego posicional, su habilidad en la simplificación para entrar en finales ventajosos, y su extraordinaria técnica en esta fase de la partida" (Román Torán)
ROMAN TORAN
"Está considerado como el talento natural más grande de la historia del ajedrez y uno de los mejores campeones mundiales. Sin duda, el mejor ajedrecista hispano de todos los tiempos. Un verdadero genio" (A.López)
"Jugaba con sencillez, lógica, rapidez de cálculo. Poseía una visión de juego inmejorable. Evitaba las complicaciones, aunque poseía un gran dominio táctico" (A.López)
"Fue invencible durante gran parte de su carrera gracias a la perfección de su técnica. Viendo sus partidas parece que el ajedrez sea sencillo y que la lógica en su estado más puro resuelva cualquier problema que se presente sobre el tablero" (A.López)
DESCENDENCIA y ASCENDENCIA DEL GENIAL CUBANO:
José Raúl pasó 1923 lejos de los tableros, enfrascado en asuntos de familia. Su primer hijo nació el 2 de Enero, llamado José Raúl Capablanca y Simoni (que luego sería abogado de profesión). Recordado ajedrecísticamente, por su participación en el IV Torneo Capablanca In Memoriam , en La Habana 1965, como ejecutante ante el tablero real de las jugadas enviadas por el GM Bobby Fischer, cuando éste participó en el evento jugando por teletipo (!?). José Raúl Jr. se casó con Mercedes Medina Acosta el 22 de Diciembre de 1961. La pareja tuvo dos hijos y dos hijas, entre 1963 y 1973. José Raúl Jr., murió, como su padre, de un ataque al corazón, el 31 de Enero de 1984.
Capablanca con su esposa Gloria Simoni Betancourt, padres del joven José Raúl jr. y de Gloria (en brazos)
Capablanca con su hijo José Raúl jr
Siguiendo con la descendencia del genial jugador cubano, hay que decir que el 23 de Junio de 1925 nació su hija Gloria de los Angeles Capablanca y Simoni, también de mismo nombre que su madre, Gloria Simoni Betancourt, natural de Camagüey, de la que Capa se divorciaría el 20 de Octubre de 1938, cuando la guapa musa rusa Olga Chagodayeva se había cruzado en su camino desde hacía cuatro años atrás (1934).
Capablanca con su hija Gloria
Capablanca con su último amor: Olga Chagodayeva
José María Capablanca murió en la Habana un 28 de Junio, a la edad de 61 años, producto de un tumor desarrollado tras una angustiosa caída de caballo. José María, era a su vez hijo de un comandante de la armada española, nativo de Navarra, y había nacido en Bayamo un 21 de Enero de 1862, casándose a los 22 años, el 19 de Mayo de 1884, con la "matancera" María Graupera Marín, la nieta favorita de Tranquilino Sandalio de Noda, quién llegaría a sobresalir por su notable inteligencia y por la realización de múltiples profesiones.
Capablanca de 4 años jugando ajedrez con su padre, José María Capablanca
Tranquilino Sandalio de Noda fue un hombre admirado y respetado. Casi todos los que entablaron relación con él se sorprendían por la gran cantidad de conocimientos que poseía. Con una voluntad tremenda de aprender, desempeñó las labores de agrimensor, matemático, pedagogo, naturalista, filósofo, publicista, arqueólogo, historiador y economista. Fue además novelista, poeta y dominó varios idiomas (!!).
El matrimonio " Capablanca Graupera" tuvo once hijos pero hacia 1892 solamente tres de ellos habían dado sus primeros pasos: Salvador (Dentista. Nacido en 1885), José Raúl (19 de Noviembre de 1888) y Alicia (1890).
Salvador Capablanca murió en 1940 y curiosamente tanto él como dos de sus hermanos (Ramiro -abogado- y Aquiles -arquitecto-) sucumbieron por irregularidades en su presión sanguínea, algo que tampoco le fue ajeno al propio José Raúl.
Ramiro Capablanca murió un 6 de Diciembre de 1944. Era el gobernador de las Villas y presidente del Instituto Municipal de Ciencias Panamericano.
También estaban sus hermanas llamadas Graciela (10/02/1895 - 15/09/1988), Aída, Zenaida, Clemencia e Hilda y otro hermano, Carlos -que trabajó en la Universidad de la Habana-.
CARTA DE CAPABLANCA A su HIJO en 1925
J. R. Capablanca, 7 de Octubre de 1925
Mi querido hijo:
Deberás guardar esta carta para leerla nuevamente cuando tengas 21 años porque las cosas que no conozcas o entiendas ahora, seguro que comprenderás entonces. Antes que nada, siempre respeta y ama a tu madre por encima de todas las cosas. Nunca le mientas, cuéntale la verdad. Tu padre, que te escribe estas líneas, tiene la reputación en este mundo de ser una persona honesta – muy sincera y honorable.
Procura imitarme en estas cosas. Sé estudioso y fuerte, para que puedas defender a tu madre y a tu hermana, tanto con la mente como con tus manos. Sea lo que fuere que estudies recuerda que por encima de todas las cosas deberás defender tus intereses y los de tu familia. Cuando los tengas defendidos, si prefieres hacer otra cosa, concéntrate entonces en lo que te guste. No olvides que el mejor periodo de la vida de un hombre es su época de estudiante. Como niño no te lo parecerá tanto, pero cuando hayas alcanzado la barrera de los cuarenta años, verás cuanta verdad hay en lo que ahora te digo.
En el plano físico, hay dos cosas que deberás aprender a hacer bien: nadar y boxear, para que te puedas defender tanto en mar como en tierra. Esto no significa que tengas que estar a menudo peleándote, sino que debes estar preparado por si fuera necesario.
Intenta ser un hombre con una cultura versátil. No hay nada en el mundo más entretenido que la lectura. Los libros son tambien necesarios para sentirnos útiles ante la humanidad. Si decides rechazarlos, por favor, nunca juegues a los naipes, fumes o bebas alcohol de ninguna clase. Son cosas que en gran medida acortan la vida, debilitando a los hombres tanto física, como intelectualmente y moralmente.
Sé una persona honesta y un buen hombre.
Hijo mío, recibe un abrazo con todo el cariño, de tu padre,
J.R. CAPABLANCA.
LA ANÉCDOTA DE CAPABLANCA Y EL DOMINÓ
Autor: MN César Revuelta Capablanca
José Raúl Capablanca murió en 1942, yo no había nacido, sin embargo fueron muchos
los que me contaron esta historia, todos por separado. Entre ellos estaban mis
padres, ya fallecidos y de los cuales acepto todo el relato porque eran personas
excepcionales, incapaces de decir una mentira por pequeña que fuera, ni agrandar
o magnificar un hecho, ni siquiera en forma insignificante.
Esto ocurrió alrededor de 1935. No recuerdo la fecha exacta, en una de las visitas
del maestro a Cuba. El trabajaba en el servicio diplomático en el extranjero y cada
vez que podía, visitaba su país, a sus padres y al resto de la familia.
Por lo general se reunían en la barriada de Santos Suárez en La Habana, y asistía
la mayor parte de la familia relacionada con mi madre. Es decir, mi parentesco con
el maestro me viene por parte de madre.
Recordando, mi abuelo Alfonso Capablanca (padre de mi mamá), era hermano de
José María Capablanca (padre de José Raúl). Entonces se reunían las siete hijas
de mi abuelo (entre ellas mi mamá) + un hijo varón (mi tío Enrique Capablanca).
Asistían además, sus esposos y en esa ocasión había un invitado especial el
MN cubano Francisco Planas, que acompañó a José Raúl en el equipo olímpico cubano
que obtuvo el decimoprimer lugar (11no.), en la Olimpiada Mundial de Ajedrez
celebrada en Buenos Aires en 1939, donde Capablanca se lució, ganando
la medalla de oro en el primer tablero.
(Estaba Alekhine, entonces campeón mundial, pero las simpatías eran para Capablanca)
Estaban presentes ese, entre otros:
1) José Raúl Capablanca y Graupera
2) María Capablanca Verde (mi madre)
3) Bernardo Revuelta Martin (mi padre nacido en Sevilla-España)
4) Mi tío Enrique Capablanca Verde
5) Mis tías de los mismos apellidos:
Lupe, Zoila, Consuelo, Antonia, Carmen y Sara
(esta última mi madrina y casada con César Graupera Capablanca,
mi padrino, y doble primo de José Raúl Capablanca y Graupera.
6) Y el resto de los esposos de mis tías + la esposa de mi tío Enrique.
7) Entre ellos Manuel López (aún vive) nacido en Oviedo-España y esposo
de mi tía Lupe (esta murió hace cuatro años).
Desarrollo de la anécdota:
Para comprender la anécdota, hay que conocer el “juego del dominó”
En Cuba, se juega mucho el dominó (existe hasta campeonato mundial),
A José Raúl no le gustaban las bebidas alcohólicas y tampoco fumaba,
sin embargo, le gustaba la buena mesa.
Sus primas, entre ellas mi mamá, se esmeraban en prepararle diferentes
platillos y jugos de frutas naturales. Todas mis tías eran excelentes cocineras
y mi mamá y la tía Zoila, eran de las mejores.
Por supuesto José Raúl, se sentía muy a gusto con sus primas
(todas eran jóvenes, muy bonitas y además buenas cocineras).
Mi mamá tenía 23 años, por ejemplo.
Según mis padres, el maestro tenía una personalidad irresistible y era muy bien parecido.
Como entretenimiento se jugaba a las cartas (Capablanca era un excelente jugador
de bridge y otros juegos complicados), al dominó, y a veces alguna que otra partida
de Ajedrez si había algún invitado especial, como ese día con el caso del MN cubano Francisco Planas.
En el juego de dominó se sientan cuatro jugadores en una mesa y por lo general
se juega en parejas. Es decir, dos parejas. Cuando una pareja domina bastante bien el juego,
casi siempre vence a la pareja menos aventajada.
También de puede jugar individualmente (en Cuba se llama jugar a la guerra), pero a casi nadie
le gusta, porque un jugador le mata las fichas al otro y “no se puede desarrollar bien el juego”
Cada vez que intento jugar a la guerra, entre cuatro, cada uno por su lado, gana cualquiera,
no el que “mejor” juega. Muchas veces gana el que menos sabe.
Sin embargo: Capablanca jugaba a la guerra, pues según el, no compartía su cerebro con nadie.
Ante al asombro de todos: Capablanca casi siempre ganaba.
Mi padre que era muy inteligente, cuando no estaba jugando entre los cuatro, se sentaba
detrás del maestro para tratar de observarlo y ver cual era el misterio, pues todos
consideraban como increíble, que Capablanca siempre ganara.
De cada 20 datas, Capablanca ganaba de 18 a 19 (del 90 al 95 %)
En una ocasión, alguien hizo la observación de que Capablanca tenía mucha suerte y el maestro
no contestó, pero dirigió una mirada al infortunado comentarista (mi tío Enrique),
que todos comprendieron.
A su vez Capablanca jugaba ese día contra Francisco Planas, que se sentaba a lo lejos y contra
el tío político Máximo Rollo (también un excelente aficionado). Lo hacía sentado desde se mesa,
mientras alguien revolvía las fichas que estaban boca abajo, tapadas, después de finalizar
una data y como preparación para la siguiente.
¿Preguntaba en el Ajedrez, alguien jugó? Si le daban la jugada, respondía de inmediato y
continuaba con el dominó.
En esta situación ambiental surgió la increíble anécdota que paso a contar:
El juego de dominó tiene 55 fichas, la mayor el doble 9 (son 18 puntos en mano),
la menor el doble blanco (son cero puntos).
Cada jugador toma diez fichas (tapadas o boca abajo), las levanta tapándolas (por el reverso)
y nadie puede ver sus fichas, ni este la de sus tres contrarios.
El que gana es el jugador que logra primero, colocar sus diez fichas o en caso que el
juego se tranque o se bloquee, entonces gana el que menos puntos tiene en mano.
En ese momento histórico para los presentes, jugaban:
Mi tío Enrique Capablanca, mi tía Lupe Capablanca, mi padrino César Graupera Capablanca
y por supuesto el maestro José Raúl Capablanca y Graupera.
Había terminado la data y por supuesto el genial cubano había ganado, como “casi” siempre.
Mientras se movían las fichas el tío Enrique hizo uno de sus comentarios:
Dijo así, que lástima, me equivoqué en mi penúltima jugada, pues si hubiese jugado esta ficha,
en lugar de la que jugué, hubiese ganado.
Capablanca, se sintió ofendido ante ese comentario y le contestó,
usted no sabe lo que está diciendo.
Ya los jugadores estaban ordenando las fichas para la próxima data
(Capablanca no las ordenaba, las dejaba en la misma posición en que las levantaba)
y el genio dijo, como esta data no ha comenzado, vamos a reproducir el juego anterior.
Todos se quedaron mudos, e inclusive los que jugaban Ajedrez, se levantaron de sus asientos, para presenciar el venidero incidente, algo así como un acto de magia.
En efecto, Capablanca, puso las fichas boca arriba (hizo visibles las 55 fichas),
y rápidamente ante el asombro de todos, empezó a repartir a cada jugador sus diez fichas,
en total 4 x 10 = 40.
A su vez separó las 15 fichas sobrantes, todo esto a una velocidad supersónica.
Entonces ante los ojos de todos comenzó a reproducir la partida, dijo así:
Yo abrí con el doble siete, fulano jugó tal cosa, este no llevaba y se pasó, etc.,
hasta reproducir el juego completo ante la vista y aprobación de todos.
Entonces, al llegar al momento del comentario del tío Enrique, le dijo a este:
A ver, ¿cual es su variante ganadora?
De mas está decir que el tío temblaba, no podía hablar. El maestro dijo entonces:
Capablanca en la portada del TIMES. Fue el 7 de diciembre de 1925.
Bueno te ayudo, hay tres variantes posibles:
La primera es esta, al parecer fue lo que usted comentó y como usted ve,
el juego continua así y gano yo.
Con la segunda, el juego se tranca aquí y también gano yo, por tener menor
cantidad de puntos en mano.
Y la tercera variante, fue la que usted escogió y con la cual gané el partido.
Ahí fue cuando todos se explicaron, porqué Capablanca siempre ganaba……
Mi padre, que jugaba ajedrez o dominó, de vez en cuando, se retiró un poco
de ambos, ante el maestro.
A partir de ese momento a todos les daba pena jugar, pensando en el juicio
que Capablanca se haría de ellos.
Esta anécdota la hice por la TV cubana, un domingo, hace más o menos 15 años,
en el programa TR Deportes.
Nunca se ha publicado y aseguro, que los detalles que he dado, son rigurosamente
ciertos, pues lo comprobé con cada uno de los presentes por separado,
cuando todos vivían.
¡Se cree que soy bobo!
Anécdota de Juan Taubernhaus vs el pequeño cubanito
Una tarde de diciembre de 1894 llegó José Raúl Capablanca, de la mano de su padre, al Club de Ajedrez de La Habana. Vestía el niño un trajecito blanco con una cinta amarilla ancha en la cintura y lucía un lazo en la cabeza que le recogía los bucles.
Aquella tarde visitaba el círculo ajedrecístico el ilustre maestro polaco Juan Taubenhaus, a la sazón campeón de Francia, y todos los presentes se apresuraron en hablarle sobre la buena mano y la inteligencia prodigiosa que ante el tablero evidenciaba aquel chiquillo de seis años de edad. Taubenhaus no creyó palabra de cuanto le decían o lo creyó a medias y para cerciorarse invitó a jugar al cubanito, concediéndole la dama de ventaja.
JUAN TAUBENHAUS, campeón francés
La partida se enredó a las pocas jugadas. Taubenhaus, para aligerar la tensión o tal vez para invocar la buena suerte, daba vueltas sin cesar a la sortija que usaba en el dedo índice de su mano derecha y sus jugadas se hacían lentas y complicadas. Cada vez requería el maestro polaco de más tiempo para pensar, mientras que José Raúl hacía las suyas con una celeridad vertiginosa.
Tendía Taubenhaus ingeniosas celadas y hacía difíciles combinaciones de doble efecto. José Raúl las descubría y reía con estrépito.
—¡Se cree que soy bobo! —expresaba y añadía frases picantes que exasperaban a su rival, cada vez en situación más desventajosa.
La partida se hizo insostenible. Taubenhaus, ya irremediablemente perdido y sin alternativa alguna, hizo un movimiento falso con una torre para ver qué se le ocurría al niño.
José Raúl no pudo ya contenerse. Como tocado por un resorte eléctrico se puso de pie sobre su silla, apoyó una rodilla en la mesa y con un caballo en la mano gritó: ¡Jaque doble! Y sin esperar más, sabiendo derrotado a su contrario, salió disparado y se puso a correr por el salón.
Taubenhaus sonrió y, puesto de pie, abrió el coro de aplausos con que los presentes en el círculo celebraron al cubanito que acababa de derrotar al campeón de Francia, y el acaudalado Enrique Conill ordenó champán para todos.
Tiempo después volvieron a encontrarse. Capablanca, ya con 23 años, pasaba por París, luego de salir vencedor en el célebre torneo de San Sebastián. Con orgullo, Taubenhaus declaró entonces que él había sido el único maestro que, aunque sin éxito, se había enfrentado al portentoso ajedrecista cubano dándole la dama de ventaja.
1 comentarios:
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